La higiene ambiental es un conjunto de actividades que se centran en la prevención, el control y la restitución de los peligros que suelen presentarse en el medioambiente.
El objetivo de estas actividades es mantener unas condiciones favorables en cuanto al ámbito de la salud, el entorno productivo, las actividades humanas y garantizar unas condiciones óptimas en los espacios sociales.
Entre los aspectos de los que se encarga la higiene ambiental, se encuentra: el aire, el agua, los suelos, la fauna, la vegetación y los recursos. Debido a su importancia, en este post te explicaremos sobre algunas de las prácticas comunes de higiene ambiental.
Prácticas de higiene ambiental
Para poder conseguir condiciones ambientales óptimas y seguras para la salud y la productividad, se recomienda llevar a cabo las siguientes prácticas de saneamiento:
Se enfoca en los procesos ecológicos, que incluyen el control de plagas y de las enfermedades que pueden perjudicar a las cosechas de frutas, verduras y vegetales. Es común utilizar soluciones biológicas sostenibles, como el uso de la cadena depredadora natural con aves entrenadas y otros mecanismos similares.
Por otro lado, también se ocupa del saneamiento de las aguas y el control de riegos, optando por tratamientos de desinfección físicos y químicos que incluyen controles microbiológicos realizados periódicamente.
El agua destinada al consumo humano requiere de procedimientos que la liberen de todo tipo de agentes infecciosos, por lo tanto ha de ser analizada y controlada para que pueda cumplir con los requisitos esenciales para su uso seguro, atendiendo tanto a estaciones depuradoras como potabilizadores y plantas de tratamiento.
Deshacerse de los residuos generados por hospitales, empresas o laboratorios no es una tarea que deba ser tomada a la ligera, ya que estos suponen una amenaza para el medioambiente. Incluso los desperdicios domésticos deben ser tratados con cautela.
Por ello se emplean procesos para recolectar los desechos sólidos que luego se destinan al reciclaje, disminución y almacenamiento controlado de los desechos.
Las áreas de circulación pública como los barrios, escuelas, calles y lugares de trabajo también deben ser sometidos a un control medioambiental para evitar la presencia de plagas como ratas, ratones e insectos que ponen en riesgo la salud de las personas y que a su vez pueden generar pérdidas económicas.
En este sentido, se realizan procedimientos de control de plagas DDD, es decir, desinfección, desratización y desinsectación.
Se refiere a los procesos que crearán las condiciones adecuadas para evitar que las plagas o agentes patógenos perjudiquen tu jardín, previniendo ataques y los plaguicidas químicos nocivos. Para esto se suelen extraer las plantas que nacen a partir de cosechas anteriores y que suponen una fuente de alimentación para las plagas, atrayendo con ellas infecciones.
Además, se reciclan los rastrojos, que sirven de abono y combaten las plagas, y se limpian las malezas y linderos adyacentes, entre otros procedimientos esenciales.
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